Futuro de los trabajadores según el FMI: o mucho más sueldo, o el paro.
Un análisis del último informe del FMI sobre el impacto de la IA en el futuro del trabajo. (Enero 2024)
Los trabajadores afectados.
El informe del FMI sobre el impacto de la IA es a la vez pesimista y optimista para el mismo grupo de trabajadores. Por primera vez están amenazados los puestos de trabajo mejor cualificados, pagados, y en los países más ricos del mundo. Es singular, porque históricamente la automatización siempre ha destruido más trabajos entre los obreros manuales frente a los que hacían trabajo intelectual.
El motivo no es únicamente tecnológico. Los países más desarrollados tienen más profesionales en proporción. En el Reino Unido son el 30%, el grupo más numeroso de trabajadores, por lo que allí el impacto de la IA será profundo. Por comparación en India ese mismo 30% corresponde a campesinos y trabajos manuales sin cualificación. El impacto en destrucción de empleo será mucho menor en India.
Eso no significa que Reino Unido se vaya a hundir e India ocupar uno de los primeros puestos. Aquí el FMI señala que la IA va a conseguir que el trabajador cualificado produzca diez veces más que ahora. Si esos ingresos van a su salario, ganará mucho más que ahora. Pero incluso si esa riqueza no se redistribuye hacia los trabajadores, el PIB de los países por el aumento de capacidad de sus países se elevará enormemente. La macroeconomía irá bien, y la micro, ya veremos.
El informe insiste, y es la primera vez desde la Revolución Industrial, que el profesional cualificado puede quedarse sin trabajo por un proceso de automatización. Dependerá de su capacidad de adaptación, y ahí el FMI es optimista con matices. Sugiere que este grupo de trabajadores, los profesionales, ha demostrado históricamente una tendencia a adaptarse a los cambios con rapidez. Pero a la vez recuerda que los trabajadores más mayores, que ya tuvieron problemas con la digitalización, pueden quedarse también aquí retrasados respecto a la IA.
Trabajadores de la construcción, obreros manuales, camareros o empleados de hotel no verán cambios ante la implantación de la IA. Sus trabajos son muy difíciles de automatizar, señala el FMI. Aquí habría que hacer un matiz. No han incluido en su informe la robotización, así que su impacto no está considerado, pero veremos en los próximos años si no marca también ahí una diferencia. Y hoy un robot es, sobre todo, el uso físico, no solo intelectual, por una máquina, de la IA.
El impacto por países. Qué nos va a pasar a nosotros.
El FMI establece que para adaptarse bien a la IA los países deben reunir dos requisitos. Primero, que su tejido empresarial sea capaz de integrar la IA en su organización y procesos, para que sus empleados la usen. El observatorio de la inteligencia artificial español señala que sí lo están nuestras grandes empresas multinacionales, en mucha menor proporción las PYMES y apenas nada las microempresas.
El segundo requisito es la inversión de desarrollo continua, I+D+i, acompañada de una regulación legal que permita implantarla de forma masiva y relativamente rápida con todas las garantías. Aquí hay que distinguir la Unión Europea de España. La UE ha legislado con rapidez, y nuestro país avanza con los Planes de Transformación y Resiliencia hacia una digitalización donde se integre la IA. El horizonte de esta legislatura y la siguiente serán fundamentales para determinar si se ha hecho lo suficientemente rápido y de forma eficiente.
Según el FMI, partimos con ventaja. Sin estar en cabecera, como EE.UU. o Reino Unido, lo cual no es ninguna sorpresa, sí estamos acompasados con Alemania o Francia.
El informe advierte también del peligro que supone la llegada de la IA. Las estructuras de estado de las economías desarrolladas están basadas en sociedades democráticas con trabajadores que abonan impuestos y consumen productos y servicios. Si se produce un repentino vacío de fuerza laboral -no hay trabajadores adaptados a la IA o no hay empleo para ellos por la IA- se rompe la cadena salario-consumo. Y puede desaparecer o debilitarse la cohesión social de los estados.
El horizonte temporal.
Es el mayor hueco en este informe, muy genérico. Como en tantas noticias sobre la IA, se usa mucho el condicional. El FMI ha llenado sus 39 páginas de «debería y podría», presentando un horizonte tan seguro como impredecible. Sin duda la IA cambiará el mercado de trabajo. Pero la duda, una vez más, es si esto será como la llegada de los ordenadores, o como la de los telares mecánicos. Uno puede aprender a usar una máquina, pero si la máquina le reemplaza, tendrá que buscar otro trabajo.
Hasta esa duda resulta interesante hoy, enero de 2024. Pues refleja, incluso desde una institución tan prestigiosa como el FMI, que nadie está muy seguro de la capacidad real de la IA. Quienes la han desarrollado prometen. Quienes la usan encuentran un software muy potente. Y de momento, que sepamos, nadie ha sido despedido a causa de ella. El futuro está por decidir.