Así es como la IA cambiará tu trabajo.
Un acercamiento al nuevo entorno laboral usando de ejemplo los prompt de ingeniería.
La pregunta no es si las inteligencias artificiales van a quitarnos el trabajo, sino a quién, y cómo podemos adaptarnos. En el bombardeo de información diario sobre IA resulta difícil comprender el alcance de esta nueva herramienta. Podríamos estar ante exageraciones de marketing que interesan a las tecnológicas. O ante una nueva Revolución Industrial.
Nada ha generado más confusión que los chats conversacionales. Usando chatGPT, Bing o You.com, se puede tener la sensación de que la máquina realmente siente, tiene conciencia o es capaz de razonar. Cuando lo único que hace, y lo hace muy bien, es predecir cómo sigue un texto y construir un relato a partir de él. Pero nuestra sensación, como humanos, es que estamos ante otro ser inteligente.
A la IA le falta una Teoría de la Mente para serlo. Nuestra capacidad de entender el contexto, y de razonar, aún no ha sido emulada en los ordenadores. Lo que sí se ha conseguido es que hagan tareas complejas siguiendo instrucciones, de forma brillante. Y analizando cómo se ha hecho en ingeniería encontramos las pistas de los tres modos en que la IA cambiará radicalmente el trabajo.
1.- Todo se hará en mucho menos tiempo.
Los procesos que antes llevaban meses llevarán semanas, los que llevaban semanas, días.
Lo ha demostrado Ryan McClelland, ingeniero de la NASA, al diseñar una serie de piezas para abaratar el coste de las naves espaciales, y un soporte para la parte trasera del EXCITE. Un telescopio que estudiará exoplanetas parecidos a la Tierra desde la troposfera, unido a un globo aerostático. Todo ello lo ha generado apoyándose en programas de inteligencia artificial, a los que ha dado un prompt, o conjunto de instrucciones precisas. Y eso nos lleva al segundo cambio que introduce la IA en el trabajo.
2.- Las máquinas de IA reducirán el número de humanos necesarios.
McClelland, antes de la IA, hubiera contado con un equipo de diseñadores humanos que, bajo su guía, habría diseñado piezas. Después de presentarlas, y analizadas por él, se hubieran mejorado, modificado o descartado. En lugar de eso ha creado un prompt de ingeniería, una serie de instrucciones precisas a la máquina. El algoritmo que la guía evalúa y descarta soluciones, genera diseños de piezas, y tras la supervisión del ingeniero, introduce mejoras o modificaciones. El prototipo elegido se produce con una máquina similar a una impresora 3D, que esculpe la pieza en un bloque de metal. Ese prototipo real se someterá a pruebas reales de resistencia y durabilidad.
En declaraciones de McClelland el proceso ha tardado una semana, cuando antes esto mismo necesitaba meses.
Es fácil imaginar la aplicación de este proceso con IAs a cualquier otro ámbito laboral. Un arquitecto da el prompt para el nuevo rascacielos del distrito financiero de la ciudad. El redactor jefe, el prompt para el periódico de mañana. El guionista o escritor, el prompt para el siguiente capítulo o el siguiente libro. Tenemos a una sola persona y a una máquina en procesos que antes involucraban a varios humanos.
3.- La inteligencia natural será la diferencia entre tener o no tener trabajo.
La IA de que disponemos hoy no tiene conciencia, es incapaz de comprender el entorno, y por hábil que sea generando textos, es absolutamente incapaz de escribir un prompt. De ingeniería, o de cualquier otra área laboral. Le falta lo que los neurocientíficos llaman Teoría de la Mente.
La diferencia entre trabajar y no hacerlo será nuestra habilidad para dar instrucciones a la máquina. Para crear los prompt a partir no solo de los conocimientos existentes sobre una materia (lo que ahora procesan las IAs) sino a través de la comprensión del entorno, y de la solución a conseguir. Tendrá un componente de experiencia, otro de creatividad, otro de razonamiento lógico, y la habilidad de hablar un lenguaje que la IA comprenda bien.
Seguramente esas capacidades las seguiremos aprendiendo con la educación más clásica: ejercicios de matemáticas, de redacción y de exposición, de razonamiento. Todo lo que hacemos con la tecnología más básica, lápiz y papel.
Fotografía jpcom
Nuestro gran desafío como sociedad es afrontar el hecho de que las IAs reducirán el número de puestos de trabajo disponibles, en todos los sectores. Se necesitarán menos trabajadores, un hecho ante el que la caída de la natalidad puede ser una bendición. También podría beneficiarnos que el cambio de trabajar con IAs o sin ellas sea gradual, en lugar de disruptivo y muy rápido. De esa forma baja natalidad, jubilaciones y mortalidad conseguirían que, con menos personas, haya menos necesidad de puestos de trabajo.